90 pirulos, y seguimos festejando


-          ¿Que vas a hacer para tu cumple?

-           Nada, será como un día más…

-          ¡No! ¡De ninguna manera cumplir 90 años puede ser como un día más!

Así se debatía en mi casa, como sería el festejo de 90, de Ali, una tía abuela muy querida mía.

Finalmente llegaron a un acuerdo, entre agasajada y festejantes  que sería el siguiente: “jugar a las paquetonas e ir a  tomar el té en el Palacio Duhau con “las chicas” (me refiero a todas señoras de más de 90 años en su gran mayoría) y con dos de las sobrinas organizadoras del evento. Como es una tía muy querida, y además no creo que tengo otra oportunidad a la vista de ir a este palacio a tomar ni una coca - cola, me cole al festejito.

Después de mi laburo (unos 10 minutos antes de horario habitual de partida) encaré para el Palacio. Cuando bajo por ascensor, esta vez sin mi bicicleta (voy y vuelvo todos los días del laburo en bicicleta) un vecino de oficina me dice: - Que raro este horario tuyo de partida, y sin bicicleta, algo raro va a pasar!!!!.

-A sí! Lo que pasa es que me voy a un lugar, donde no puedo ir con la bici (te imaginas llegar al Palacio Duhau   vestida como hormiga atómica, y pedirles a los del  valet parking, que tengan cuidado de no rayar la bici) y como me esperan a tomar el té, tengo que escaparme antes….

- ¿A tomar el té?¡¡¡¡ Ese es un programa de viejos!!!!.

- Jjajaj si supieras con quienes me voy a encontrar…. Además déjame que te diga, que tomar el té, más que un programa de viejos, es un programa típico de mujer!!!, gorditas de alma que nos gusta comer cosas ricas.

Pasado el primer escollo, alrededor de las 18,30 llego al Palacio, que no tenía el gusto de  conocer y en el que se escuchaba una música suave de fondo , habían unos bailarines de tango, y con un olor a perfume francés muy lindo.

Mi mesa, estaba llena de cabecitas blancas, meta morfar delicatesen. Luego de las presentaciones pertinentes – Esta es Clarita mi hija! – Decía mi madre y todas las señoras alegremente me decían – Que amor, que grandes estas (para mi adentros pensaba, creo que no me viste en mi vida, que grande estoy??? 

Luego de repetir varias veces las mismas preguntas, con comentarios como – Habla fuerte, porque Charito no escucha nada! – Sí que escucho! escucho perfecto!!! (Indignada contestaba Charito, luego de haber pedido 3 veces a alguien que repita la pregunta)

Llego el momento de irnos, y todas decían, - no nos olvidemos nada, no nos olvidemos nada. Tanto no querían olvidarse, nada que una quería llevarse los menús, pensando que era una revista de alguien y todas o casi todas, se olvidaron un suvenir que les había preparado mi madre con mucho cariño (un frasco de mermelada)

Lo mejor fue cuando se pararon y encararon a la salida, más de  una se pegó un patinon que pensé que terminaríamos la velada internadas en el Cemic arreglando cadeneras por docenas. – Perate Clarita, agarrame de brazo y vamos despacito por el ascensor, mientras se miraba el saco y me comentaba, que raro, este saco que me puse me queda largo de mangas…. Claro, tenía el saco de otra de las invitadas!!!!!!

Mientras las dejaba en su casa a algunas de las que me toco en suerte repartir en mi auto, pensaba para mis adentros Que viejitas que están, pero ojalá llegue a los 90, y todavía tenga ganas de brindar y festejar la vida!

 

 

2 comentarios:

  1. fue tal cual........un festejo de escopeta!!!!!!!una mas graciosa que la otra!!!!!

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  2. Qué lindo festejo. Acá llamamos lonche a ese tipo de reunión y sí, son típicos de mujeres de todas las edades.

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