Portomarin
– Palas de Rei.Y si… sacarme el peso de la mochila por unos días, parecía la
mejor opción.

En ese
momento me pregunte: ¿Cómo debe ser?, ¿Acaso hay solo una manera de hacer el
camino? ¿Cómo debe ser, o como yo puedo hacerlo?, ¿Hay una manera mejor y otra
peor o menos valorable?. No tengo respuesta para ninguna de esas preguntas, lo
que si tenia claro, es que a mi, me vendría bien descansar de mi mochila unos días,
quiero llegar y disfrutar los cuatro días que me quedan para llegar.
Llegar
a Palas de Rei fue una fiesta, en realidad, cada día que terminábamos, se convertía
en una fiesta, estábamos tan cerca... En Palas aprovechamos el buen humor,
compartimos unos mates con Anita, Marc, Carmen y Víctor, caminamos por un
parque muy lindo, charlamos con la gente del lugar, y despedimos el día con una
cervecita y unos huevos rotos deliciosos.

En ese
instante conteste la pregunta que me había hecho el día anterior. ¿El camino
hay que hacerlo como se debe? O ¿El camino hay que hacerlo como se PUEDE?
Palas
de Rei – Arzua. Hoy una etapa larga otra vez, (casi 29 km ) bastante cansadora y
con un paisaje que no ayudaba. A esta etapa se la conoce como la rompe piernas,
quizás por lo larga o por las incansables subidas y bajadas. Como pintoresco de
esta etapa, a la mitad de camino, hay un pueblo que se llama Melian, en donde
hay una pulpería “Ezequiel” que todo el mundo frena a comer un pulpito. No
importa el horario, desayuno, almuerzo o te, es parada obligatoria y hasta yo,
que detesto todo bicho que sale del mar, probé el pulpito de Ezequiel, y debo confesar,
que estaba bastante bueno.
Arzua –
Pedruzo: Ante último día de caminata, llovió sin parar. Por suerte esta era una
etapa super corta. En los peregrinos se veía un clima de esperanza, buen humor,
en algunos, algo de ansiedad.
Como
era ya el ritual de llega a los pueblos, (casi siempre cerca de las 2 de la
tarde en mas o menos) luego de pagarnos un baño reparadaror, nos juntábamos en algún
restaurante a celebrar una etapa mas cumplida y almorzar algo rico.

Mañana
era nuestro ultimo día, queríamos llegar a la misa del peregrino (a las 12 am)
que era donde harían funcionar el botafumeiro asique teníamos que salir muy temprano, al menos yo, que mi ritmo era
mas lento…
Anita
me presto una linterna de las que se ponen en la frente y me dijo, Clarita,
para que no tengas miedo, mañana vas a salir de noche… (Aclaro que yo dormía en
otro albergue)
20km para llegar a Santiago, solo eso rondaba mi mente...
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